A una temprana edad comencé el aprendizaje en el oficio de la
orfebrería, tenía 12 años y vaya a saber uno si fue el destino o
casualidad que ingresé en una escuela técnica donde se enseñaba esta
profesión.
Al instante quedé sorprendido, el solo hecho de poder plasmar en el
metal mis pensamientos me atraía.
Tuve muy buenos profesores que me enseñaron las bases del cincelado, el
grabado y la joyería, pero una situación económica muy mala de mi país me llevó
a los 17 años a plantearme si seguir estudiando o trabajar, fue en ese momento
que uno de mis profesores me sugirió, al ver mi habilidad con el buril, buscar
trabajo como grabador, esta elección me permitió terminar mis estudios
secundarios y a su vez dar mis primeros pasos en el mercado laboral.
De esta manera trabajaba a la mañana como grabador mientras que por la
tarde y la noche estudiaba.
Al terminar mis estudios me perfeccioné mediante la práctica en el
grabado, el cincelado y la joyería pero mi necesidad de seguir aprendiendo me
llevó a experimentar en otras especialidades como el engarce y la producción a
la cera perdida.
Siempre me gustó combinar
distintas técnicas, sentía que no tenía límites para mis creaciones.
Hoy en día después de muchos años de trabajo tengo la posibilidad de
enseñar en la misma escuela que me vio crecer “Esculas Técnicas Raggio”, para
mí es un orgullo compartir con estos jóvenes todos mis conocimientos y
poder formarlos para que tengan un futuro en este maravilloso oficio.
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